Se alejan los puños de mi pecho y de mi mente,
dejan de golpearme con su explotación enfermiza.
Respiro...
me libero con instantes plenos
y de pronto pareciera que se acaba esta era, para entrar a otra.
Tomo aun más conciencia, comienza el viaje de retorno a mi centro, a mi esencia
y cada día es cuidadosamente distinto para observar con los sentidos abiertos,
a las personas, al mundo y a aquellos que siempre estarán conmigo.