Silenciosa
contemplo con admiración sus sabidurías,
Y el
silencio también es símbolo de mi
incansable búsqueda
de una pregunta entre todas las preguntas,
de una pregunta entre todas las preguntas,
Desparramo
mis archivadores, mis libros, mis contemplaciones, mis emociones.
Les desarmo y les armo, les lloro en los insomnios y les sonrío de nuevo en las mañanas.
El
tronco dañado tiene tantas ramas,
Quisiera
resumir la infinidad de posibilidades,
buscar
una forma que devele el valor de sus manos llenas de historia, que reconozca
los significados, las diversidades, los tesoros de sus cotidianos, todo lo que
hace posible que sueñen más allá del desastre y la adversidad, hermosas en el
trabajo de sembrar y sembrarse.
¡Dile
al mundo mujer! con las raíces que tienes en la tierra y en la luna,
¿Qué es lo
que te disgusta, que te preocupa?, ¿cuánto sale esta lucha diaria de amar sin
límites, de cuidar de todo? ¿Qué se cultiva en tu pecho, cada vez que escuchas,
que escribes, que ensayas y haces en esta experiencia tan tuya y tan nuestra?
¿Dime
que sabor tienen son los frutos de tu esfuerzo?,
hacia donde avanza tu caminar,
hacia donde avanza tu lucha!
Poema escrito en Auquinco,
Escuela Nacional de Agroecología de mujeres campesinas e indígenas.
Exprimiendo las ideas para mi proyecto de tesis.
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