las conversaciones y la horas de música
y también aquellos silencios gratos
que nos sumergían en sueños.
Añoro el temblor que me producía tu mirada
y el rose de tus manos.
La curiosidad que me provocan
los secretos en tus canciones.
Y tus suspiros mirando la nada.
No pude evitar pintar un cuadro bonito en mi cabeza
de un destino cercano.
Inevitablemente vuelvo a ser la niña de papel
suspendida en ilusiones.
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