miércoles, 14 de abril de 2010

Escribo


Yo escribo porque así lo hice,
desde que las melodías de las palabras
en una mente inocente
comenzaron a tener un orden hermoso
a nacer de los atardeceres
y noches de insomnio grato.
Ellas se convirtieron en la imagen de mis percepciones,
en la salida de mi inseguridad
para la palabra hablada.

Yo escribo la palabra
que se esconde en un latido,
en una brisa nostálgica de otoño,
en la lagrima ajena o
la sonrisa de un niño.

Porque el mundo se distorsiona
adentro y afuera de mi cabeza,
y escribir es un escape y aveces
una locura que me desprende y estremece.
Me viene un viento de ideas inspiradas
indescifrables para mi voz inmediata,
por eso las escribo.

Escribo porque tengo manos,
porque se me antoja
y para desahogar toda la mierda
que se a copila dentro;
para dedicar,
para verte desde fuera de mi,
y presenciar la esencia de los pensamientos,
las confusiones, las historias que se revelan.

Escribo para recordar lo que sentí
en aquellas memorias y lugares o
para trasladarme a miradas, senderos, música,
fragmentos de sueños mezclados,
realidades vividas aquí, adentro.

Soy árbol de pocas hojas y tiernos brotes
esperando florecer.
Tengo mil trozos secos, que ya maduros
se desprendieron con el viento y el tiempo,
y de ellos, algunos impregnados en un papel.

Porque soy océano inmenso de reflexiones,
pero insignificante entre tantos mundos.
Soy una estrofa de la poesía mas larga jamas creada.

Escribo con calma, con furia,
con las ramas en cualquier parte del cielo.

Me desenvuelve,
me desnuda, me eleva
golpea y acaricia,
por eso y mas, ESCRIBO.


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