deja la pared de rencores, las mariposas pasadas
y admite la construcción de tu presente
sin olvidarte de tu pasado.
Sale de tu cueva de Internet privado,
de tu iglu sin ojos, sin sangre... de interminable misterio azumagado.
Deja de clavarme en la parte de abajo de tu baúl
como si el olvido existiera, como si no fueses a sonreír, ni a llorar de nuevo.
Sácame la etiqueta, el polvo gris,
la manta invisible de mi cuerpo y mis llamados,
Soplate el orgullo, sécate el deseo,
sácame el prejuicio que formo al verte de piedra.
Súbete a la roca alta, regalarme un sueño en paz,
mira el infinito de tu vuelo, donde no estoy...
pero siempre estoy.
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