miércoles, 24 de septiembre de 2014

Pasamos el invierno.

Riego mi delicado jardín con paciencia
pa soportar tus vendavales, tus tormentas de antipoeta dramático en tus bosques impenetrables,
Me declaro lunática y luego respiro pa' ser soporte, 
si veo que te pierdes orgulloso en el barro de tus vicios.

Puedo ser el viento que mueve tus hojas,
siempre volveré a pasar en algún momento del día después de perderme sola,
para darte una brisa de cosquillas y no encender demasiado el fuego de los reflejos pasados, 
Solo puedo darte lo que soy, si crees en la lealtad de mi viento
si logro creer en tus luces, si me das un pedacito entre tus sueños,
si cambiamos la página de los fantasmas,
si nos creemos sin ataduras pero en el misma sintonía.

Y sin embargo pasamos el invierno 
ardiendo, lloviendo y riendo,
te quiero más que antes,
en tus bosques, en mis vientos
en tu fuego y  mis aguaceros
dos versos que arman
el poema más incoherentemente perfecto.

Metamorfosis de mis ideales
por el ideal de tu amor,
me vuelvo miel para sanarte
me vuelvo árbol de bosque para sanarme.

Sin embargo pasamos el invierno
y este equilibrio primaveral es tan versátil conociendo nuestras propias estaciones,
Dame la mano y armemos como se pueda esta incoherencia tan adictiva, 
dame la mano y creámonos libres pa' dejar fluir ese río colorido
que sucede cuando nos sentimos.



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